martes, 4 de febrero de 2014

DESARROLLO DEL ENTORNO VIRTUAL PLEP




Gestión del Conocimiento- Proceso de Curaduría de Contenidos
Proceso de curación de contenidos a través de la herramienta Scoop.it. A través de esta herramienta se logró hacer filtro con blogs, video en YouTube, artículos de actualidad que complementan la temática. Fue una búsqueda de gran éxito y desarrollo que permitió lograr un panorama amplio y un enriquecimiento en el tema.
A través del Soop.it se desarrollaron dos temáticas: Síndrome de Burnout y el Significado del Trabajo. Para profundizar se presenta el link donde se desarrollará la información:
Otra herramienta de gran apoyo, es la creación de nubes, donde se presentó el concepto del Síndrome de Burnout. A partir de esta nube se desglosa los principales conceptos de este fenómeno, logrando que cualquier estudiante o participante del ambiente de aprendizaje virtual, visualice los términos principales.

Herramientas de la Web 2.0 y 3.0
Las herramientas utilizadas para enriquecer el PLEP fueron:
Herramienta Bloggeer
Con esta herramienta se creó un blog donde se anexo artículos académicos y pedagógicos de mi autoría, fruto del trabajo realizado durante el estudio y la investigación del Burnout.  Dentro del Blog, se encontrará una breve conceptualización del concepto Burnout, del estrés laboral y del significado del trabajo, principal concepto que atraviesa este fenómeno. El link se presenta a continuación:
Herramienta Mindmesiter
Teniendo en cuenta los mapas conceptuales, como ayuda pedagógica que mejora los procesos de aprendizajes, dentro del entorno de aprendizaje se presenta un mapa conceptual realizado dentro de Mindmeister. A continuación, se presenta el link:

jueves, 30 de enero de 2014

SIGNIFICADO DEL TRABAJO






Resumen tomado del texto "Sentidos y significados del trabajo: un análisis con base en diferentes perspectivas teórico-epistemológicas en Psicología" -Suzana da Rosa Tolfo **
Maria Chalfin Coutinho -Davi Baasc h ,Joana Soares Cugnier


En esta época de  trasformaciones históricas y sociales, producto de la precarización, tercerización, globalización, y poca reglamentación, se reconoce la importancia de estudiar el significado del concepto de trabajo, ¿qué estudios y relaciones se analizan hasta ahora? y ¿cuál es la tendencia actual frente a este concepto?; por ejemplo, algunos autores afirman que el concepto de centralidad en el trabajo se ha perdido y otros rechazan esta hipótesis, lo que realmente   comparte la mayoría de autores es que hay una época de profundos cambios, sobretodo la llamada flexibilidad en el trabajo nos hace un llamado a nuevos estudios y análisis.
Si observamos la trayectoria historia del concepto de trabajo, vemos que ha tenido connotaciones tanto positivas, como negativas. Blanch (2003) al explicar el concepto de trabajo en las sociedades antiguas, explica que la concepción clásica de trabajo está relacionada al tripalium (un instrumento compuesto de 3 palos a los que se ata a las personas  condenadas a un castigo corporal), es decir a tortura, donde no se valoriza ni al individuo ni a la persona. Luego Blanch (2003) identifica tres posibilidades en torno al concepto de trabajo y que se relaciona con sus valoraciones y concepciones: la concepción negativa, que es la que se mencionó anteriormente, relacionado con la tortura, la concepción central, que tiene en cuenta la perspectiva instrumental, en la medida que el trabajo contribuye a la supervivencia e implica dedicarse a la consecución de un fin y la concepción positiva, donde se destaca los aspectos de bienestar y satisfacción relacionados al trabajo.






Es importante tener en cuenta que en el siglo XX, predomina como forma de organización el taylorismo-fordismo, caracterizado por la producción en serie y las empresas verticalizadas; hasta la década de 1970, la centralidad de la categoría de trabajo no se pone en cuestión. Este modelo de organización da muestra de señales de agotamiento
Según Blanch Ribas, 2003; Boges & Yamamoto, 2004 (citado en Da Rosa et al. 2011: 176)  “el concepto de trabajo está cambiando según el contexto histórico y social”; de igual manera, Oliveira, Piccinini, Fontoura y Schweig (citado en Da Rosa et al. 2011: 176)  explican como por la naturaleza amplia, compleja que se ve influenciado por la cultura y la historia, el concepto de trabajo puede modificarse.
A pesar de las diferentes connotaciones que pueden surgir con el concepto de trabajo, Blanch (2003) se ha atrevido a dar una definición que permita recoger todos los fenómenos y las paradojas en torno a este, para el autor “el trabajo es una actividad humana social, compleja y dinámica, ejercida de forma individual o colectiva. No se reduce a las acciones instintivas resultantes de las funciones biológicas direccionadas a la supervivencia, sino que…. “Se distingue de cualquier otro tipo de práctica animal por su naturaleza reflexiva, consciente, propositiva, estratégica, instrumental y moral” (pag. 34-35)
De la Garza Toledo (2008) enfatiza en la necesidad de ampliar el concepto de trabajo desde sus dimensiones objetivas y subjetivas, entendiendo que el trabajo es una forma de interacción e implica construcción e intercambio de significados.
De la Garza Toledo (2001:11) está de acuerdo con el fin de trabajo, lo explica diciendo que ya no es el centro de la creación de identidad de sujetos sociales y tampoco el  núcleo de la acumulación del capital. La declinación del trabajo es sobre todo por la marginación de los trabajadores y sus organizaciones; es una crisis de deslegitimación. Su pérdida de centralidad no la ha substituido la simple fragmentación posmoderna sino otra centralidad: la del capital y la del empresario como sujeto. (p. 26)De la Garza Toledo  (2009) explica  que es necesario un concepto ampliado de trabajo, que considere a la vez sus dimensiones objetiva y subjetiva.
A pesar de las diferencias, los abordajes sobre sentidos y significados presentados, tienen  en común la concepción que éstos son producidos
por los sujetos a partir de sus experiencias concretas en la realidad.


Por esta razón, en este estudio proponemos comprender los significados como construcciones elaboradas colectivamente, en determinado contexto histórico, económico y social concreto. Si ya los sentidos consisten en una producción personal dependiente de la aprehensión individual de los significados colectivos, en las experiencias cotidianas, es importante, entonces, resaltar las transformaciones por las que pasan los sentidos y los significados, ya que son construidos en una relación dialéctica con la realidad.

BREVE CONCEPTUALIZACIÓN DEL SÍNDROME DE BURNOUT

BREVE CONCEPTUALIZACIÓN DEL SÍNDROME DE BURNOUT


Al hablar de Síndrome de Burnout tenemos que tener en cuenta cinco aspectos importantes: 1. Ocupa un lugar destacado, como factor de riesgo psicosocial. (Gomez & Gomez, 2009:13) 2. Es un fenómeno relacionado al mundo laboral (Diaz  2013:7)  3. Hace referencia a un tipo de estrés laboral e institucional 4. Es un mecanismo de afrontamiento y autoprotección frente al estrés generado en la relación profesional-cliente, profesional-organización y 5. Está relacionado con profesiones de ayuda, de servicios humanos que deben mantener una relación continua y directa con los beneficiarios del propio trabajo (Gomez & Gomez, 2009: 13), ejemplo de ello, podemos encontrar médicos, profesores, enfermeras, asistentes sociales, psiquiatras, psicólogos, voluntarios, policías y trabajadores sociales.

El Síndrome de Burnout, surgió en 1974 por Fredeunberger, quien observó el estado físico y mental de unos jóvenes voluntarios,  presentando síntomas como agotamiento, irritación, cansancio emocional, pérdida de motivación, bajo compromiso laboral y habían desarrollado una salud cínica hacia sus pacientes y una tendencia a evitarlos.
Sin embargo, como lo menciona Weber y Jaekel-Reinhard (2000) el síndrome de Burnout es un problema en entornos de trabajo modernos, entendiéndose estos como cambios en el ritmo, la actividad económica, el enfoque al éxito, las ganancias materiales. Hay un deseo insaciable de controlar y racionalizar el trabajo y demás esferas de la existencia humana. La crisis de los 70 en los países capitalistas, ha sido una crisis en el mundo de trabajo, presentando un crecimiento en el desempleo.
Las nuevas condiciones de trabajo influyen en la salud del trabajador, el trabajador actual como lo dice Hermida (2000), no acumula antigüedad, no se le debe indemnizar si es despedido, se suprimen las prestaciones sociales, se requiere de más años para acceder a una jubilación; Jahoda (1987) también lo explica la influencia negativa de las personas frente a las condiciones de trabajo actuales al expresar que “las personas empleadas se han adaptado de manera pasiva y han  perdido la capacidad de una situación en la que se pueda obtener una verdadera satisfacción a través de un trabajo realizado en condiciones humanas” (p.94)
Y si bien se sigue poniendo en riesgo la condición física de los trabajadores, debido a los cambios del nuevo sistema de trabajo, también se pone en riesgo la subjetividad y eso en cierta forma estaría implicando la destrucción paulatina y silenciosa de las personas. Diaz (2013).
Para realizar una conceptualización del Burnout, es importante tener claro que la misma naturaleza del concepto presenta dificultades en el consenso teórico, sobre todo en lo que tiene que ver en sus formas de medirse y los limites frente a otros fenómenos como es el estrés, la fatiga y la depresión. Sin embargo, aunque el fenómeno existiera antes de la década de los 70, fue a partir de esta época, que el fenómeno toma importancia, debido como se mencionó anteriormente a los estudios de Fredeunberger y los cambios producidos en el mundo laboral en esa época.
Existen diferentes posturas frente a la definición del concepto de Burnout; por ejemplo Pines y Maslach (1980) le dan más importancia a las condiciones de trabajo y las presiones que se dan en la relación entre profesional y beneficiarios, más que en los rasgos de personalidad individuales. En 1981, Maslach y Jackson (citados por Maslach, 1993), definen el burnout como una respuesta psicológica al estrés laboral crónico que involucra tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización pérdida de logro o realización personal dentro de la relación individuo-ambiente laboral.
Esta última definición es la más aceptada y es la que se retoma con más frecuencias en varios estudios e investigaciones. (Alderete, Pando, Aranda y Balcázar, 2003; Hermosa, 2006; Moreno-Jiménez, Arcenillas, Morante y Garrosa 2005; Moriana y Herruzo, 2004; Schaufeli, 2005; Tejero y Fernández, 2007).
Finalmente, el opuesto del Burnout, sería el termino engagement que se define como el estado persistente afectivo-emocional positivo de  realización en los empleados que se caracteriza por el vigor, dedicación y absorción. Maslach (2009:42).


miércoles, 29 de enero de 2014

EL ESTRÉS Y LA BANALIZACIÓN DEL MAL

Al  realizar una contextualización del fenómeno del estrés y leerlo desde la mirada de la psicodinámica del trabajo y los análisis sociológicos actuales, se va a  presentar los siguientes  puntos:
1.      La importancia que ha tomado el estrés laboral en los últimos tiempos, sobre todo por los cambios presentados actualmente en el desgaste mental en el trabajo.
2.      La ambigüedad del concepto de estrés, como lo mencionan Gil-Monte, 2010 & Peiro, 2005; y la falta de consenso en una definición común como lo señala  Cuevas-Torres y Garcia- Ramos (2012).
3.      La reducción del problema del Estrés, enfocándolo en un asunto exclusivamente individual. Aunque algunos modelos tratan de tener en cuenta el contexto, el fenómeno sigue quedando reducido al individuo. (Cuevas-Torres  y Garcia- Ramos, 2012).
4.      El trabajo en la dimensión humana y su relación con el estrés, retomando la psicodinámica del trabajo.
5.       Finalmente, reflexiones, retos y perspectivas acerca del estrés laboral frente a las problemáticas anteriormente planteadas.
  
1.      EL ESTRÉS LABORAL EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Para  lograr comprender el fenómeno del estrés en los últimos tiempos, sus mutaciones, enfoques y desarrollos teóricos, es importante realizar un reconocimiento de la mirada sociológica actual en torno al estrés, para así dar cuenta de lo que ha pasado recientemente.
Algunos investigadores actuales de la sociedad como Giddens,  Bauman, Luhmann y Beck (2011)  y Sennet (2000) son claros en reconocer que la época actual exige al contrario de lo que sucedía antes, comportamiento ágil, apertura  al cambio, la asunción de riesgos que cada vez  dependan menos de reglamentos y procedimientos formales. Todas estas condiciones de la sociedad actual determinan ciertos comportamientos y ciertas formas de definir los conceptos.  
En el  caso del estrés, actualmente  es considerado como una enfermedad laboral grave a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud, 2008), debido a los  múltiples problemas ligados a la globalización como el desempleo, subempleo, autoempleo, la precariedad de las condiciones de trabajo debidas a los nuevos sistemas de organización del trabajo y liberalización de las relaciones industriales; además  hay que sumarle otros fuera del ámbito laboral como la inequidad de género, pocas formas o medios de participación, y un pobre manejo de la contaminación industrial,  el analfabetismo, parasitosis y enfermedades infecciosas, higiene y sanidad deficientes, desnutrición, condiciones de vida deficientes, sistemas de transporte inadecuados y pobreza en general.
De igual manera, en otra publicación de la Organización Munidal de la Salud (2006) titulada “Prevención del Suicidio: Un instrumento de Trabajo”, plantea el estrés (se habla en esta cartilla específicamente de estrés laboral) como uno de los diez problemas principales de salud relacionados con el trabajo, siendo un precursor de serias dificultades de salud mental, entre ellas el suicidio. Es por ello, que a nivel mundial es una preocupación, no sólo en las economías establecidas, sino también en las economías en vías de desarrollo.
La Organización Mundial de la Salud  (2008) señala que a través de los estudios transversales de estrés que se han realizado en América Latina han demostrado la importancia de los problemas de presión arterial alta y las enfermedades cardiovasculares en la población de México, Brasil y Colombia y la distribución diferencial entre grupos de trabajadores expuestos y no expuestos a condiciones psicosociales negativas, tales como tensión en el trabajo, sobre compromiso e inseguridad laboral.
Actualmente en Colombia, está el Decreto 2566 de 2009. Dentro de su tabla de enfermedades se encuentra ubicado las patologías causadas por estrés en el trabajo, y también se encuentra  la resolución 002646 donde se establecen las disposiciones y se definen el origen de las patologías causadas por el estrés ocupacional. Por lo tanto se reconoce la relevancia e importancia que tiene en términos legales el estrés en nuestro país. Sin embargo, la situación del estrés en Colombia a pesar de la existencia de leyes y resoluciones, sigue siendo poco visible.
Teniendo en cuenta el desarrollo histórico del concepto de estrés, este ha ido cambiando, sin embargo todos coinciden en decir que implica una amenaza ante la cual el organismo requiere de ajustes adaptativos que le permiten mantener la homeostasis y asegurar la supervivencia con base en su experiencia, su predisposición biológica y el estado en el que se encuentra el organismo. Es así como se hace relevante detectar los estresores ocupacionales, puesto que estas son diferentes para cada trabajador; sin embargo, mientras no se precise el concepto de estrés, más difícil será sistematizar el componente estresor.
Paradójicamente, aunque en términos legales y conceptuales el fenómeno de estrés no es claro, existe cierta preocupación quizás sea por el aumento de la problemática, debido al incremento de las condiciones precarias que existen en torno al trabajo.
2.      LA AMBIGÜEDAD DEL CONCEPTO DE ESTRÉS
Según los estudios y las investigaciones realizadas, la definición o definiciones de estrés, no tienen hasta el presente, la univocidad necesaria para ser un término pleno de sentido (Molina et al. 2008), debido al poco acuerdo que existe en una definición común, fruto de la multiplicidad de disciplinas implicadas en el estudio del fenómeno (Martin et al., 2003).  Gil-Monte (2010) lo menciona de la siguiente manera: “Estrés es un término ambiguo y su definición ha sido revisada en varios estudios, indicando la falta de consenso sobre una definición” (p.69)
Si se remite a la historia, se puede decir que fue el trabajo de Selye H. (citado en Molina et al. 2008)  quien comenzó a sistematizar rigurosamente unas ideas que venían flotando en el círculo médico y que hacían referencia al fenómeno del estrés. Selye H. (citado en Molina et al. 2008) definió el estrés como una respuesta vegetativa a una amenaza, la cual se caracteriza por tres fases, la primera que es la fase de alarma, la fase de resistencia y la fase de agotamiento. Esta definición es desde la mirada biológica y teniendo en cuenta el estrés como respuesta fisiológica frente a un evento externo.
Desde otra perspectiva y acercándose un poco más al tiempo actual, encontramos la teoría transaccional de Lazarus y Folkman (1986) la cual define el estrés como un proceso cognitivo, conductual, donde es el individuo el que evalúa el ambiente como estresante, concluyendo así que son los factores individuales como los sociales los que influyen en la evaluación que el individuo hace.
 Por otra parte Karasek (1979) y Karasek y Theorell (1990) explican el estrés como un fenómeno del cual sólo se puede analizar a través de la relación entre las variables que componen el modelo de exigencias y control. Es así, que el estrés es un estado interno del individuo que puede medirse de manera indirecta y donde él es el responsable de lidiar las tensiones producidas por el trabajo.
Consuegra (2004) da una serie de definiciones descriptivas del Estrés:
Reacción fisiológica y psicológica del organismo frente a las demandas del medio. Respuesta general e inespecífica del organismo a un estresor o situación estresante. Es el resultado de la interacción entre las características de la persona y las demandas del medio.  Se considera que una persona está en una situación de estrés o bajo un estresor cuando ha de hacer frente a situaciones que conlleven demandas conductuales que le resulta difícil poner en práctica o satisfacer. Por ello, depende tanto de las demandas del medio como de sus propios recursos para enfrentarse a él. (p.104)

Otro tipo de hechos, circunstancias o acontecimientos, producen un estrés los cuales no debilitan o degradan la personalidad, sino que más bien  hacen madurar “incrementando el potencial del yo para el control emocional”.  También es importante indicar que la edad puede ser un factor que haga variar los resultados del estrés. Un estado emocional de un niño, puede ser más intenso que el de un adulto con una igual causa de estrés.
Analizando este cuadro de definiciones, donde sólo se presentan algunas de las tantas que existen, se puede decir que el acuerdo que hay es que el estrés se puede observar desde diferentes maneras: como estimulo, como respuesta, como fenómeno mediacional o transaccional y finalmente como percepción.
No obstante, a pesar del acuerdo que pueda existir dentro de las distintas formas en que se pueda definir el fenómeno del estrés, la misma multiplicidad de miradas y  enfoques hace que el término sea ambiguo, poco claro. Esta falta de consenso y claridad, posiblemente hace que el concepto sea utilizado de manera indiscriminada donde termina siendo un término “ligth” y vago. Algunos autores hasta se atreven a decir que detrás del concepto lo que se esconde es todo aquello que implica el trabajo y otros definitivamente comentan que debe ser abandonado (Martin et al., 2003).
De todas formas a pesar de la ambigüedad, es importante observar las posibles implicaciones que hay tras la definición; el sólo hecho  que se dé un nombre a ciertas respuestas, estímulos, percepciones y/o mediaciones entre el medio y la persona ,quizás están mostrando, más allá de la diversidad y la ambigüedad, la problemática real que presenta el individuo al estar en ciertas condiciones de trabajo; Aquí también cabe preguntarse cómo este se adapta, asumiendo ciertas dinámicas y ciertas lógicas que pueden pasar por encima de él como persona y que paradójicamente termina siendo él mismo, el que asume la responsabilidad de sus actos y de sus acciones en medio de su trabajo.
3.      LA REDUCCIÓN DEL PROBLEMA A UN ASUNTO EXCLUSIVAMENTE INDIVIDUAL
Como pudo apreciarse en el párrafo anterior, las distintas teorías y enfoques del estrés han reducido la problemática a un asunto individual  y aunque se tenga en cuenta variables contextuales, pareciera que estas sirvieran para seguir personalizando el asunto. Es claro que hay un llamado a que los nuevos modelos que estudian el fenómeno del estrés, incluyan  además de la dimensión personal, otros niveles; si tomamos a Cuevas-Torres  y Garcia- Ramos (2012) encontramos la dimensión laboral, social y organizacional contemporánea capitalista.  Klein y Kozlowski (citado en Peiro, 2005)  lo señala como un enfoque que debe tomar en consideración múltiples niveles y combinar perspectivas micro y macro para producir una ciencia más integrada de las organizaciones; finalmente, si observamos el abordaje psicosocial de las organizaciones que señala  Rentería y Carvajal (2006) encontramos el nivel individual, subjetivo, ocupacional, división- funcional, corporativo-integrador, entorno-legitimador evaluador.
De igual manera, y teniendo claridad que el estudio del fenómeno del estrés implica salirse de la mirada individual, paradójicamente cabe aquí hablar de la noción de sujeto y por lo que se ha encontrado es importante retomar a Morín (1994), donde para ser autónomo, hay que depender del mundo externo y esta dependencia no es sólo energética sino también informativa, la auto-eco-organización.
La Reducción del problema a un asunto individual, es analizado desde los diversos discursos a los que convoca la conceptualización del fenómeno del estrés; aunque ya hay investigaciones que señalan la importancia de tener en cuentas diversos abordajes (como se mencionó en párrafos anteriores) sigue quedando la inquietud de reconocer estos abordajes e identificar cómo en la práctica se logra reconocer que hay factores de diversos niveles que influyen en la salud de la persona, que no sólo es el individuo el responsable o causante del problema.
Es interesante observar como impera el discurso señalando a la persona como responsable del estrés y como las organizaciones y/o empresas siguiendo esta lógica realizan intervenciones en sus trabajadores realizando programas de relajación, meditación, seminarios y conferencias (por lo regular dictadas por personas no expertas en el tema) y donde se promete que la persona controlará el estrés.  Todo esto opaca o reduce la problemática real y lo que hace es que en últimas el fenómeno termina banalizándose, es decir una problemática termina siendo transformada como algo natural y que se puede manejar.
4.      EL TRABAJO EN LA DIMENSION HUMANA Y SU RELACIÓN CON EL ESTRÉS.
El trabajo es la actividad humana por excelencia y para que tenga un sentido adecuado debe ser social, es decir debe existir una interacción entre las personas. El trabajo tiene connotaciones históricas, no ha sido igual en los diferentes periodos; más aún en sociedades altamente desarrolladas en la actualidad, los cambios tecnológicos provocan actitudes nuevas en el trabajo. Lo que parece permanente es la utilización de la “mano de obra” o la “mente operaria” al servicio de poderes disfuncionales.
El hecho de que el trabajo es histórico y cambiante ha sido motivo de estudio y análisis; así mismo, el trabajo como lo menciona Blanch (2003) “es un fenómeno tan natural como la vida misma, al que cada cultura le da su toque característico” (p.25)
Debido a la importancia del trabajo como determinante, se retoma a  Arendt (1993), la cual lo reconoce como una actividad humana que relaciona al mismo hombre con la naturaleza, bien para aprovecharla o bien para transformarla, así en su libro “La condición humana” comienza el capítulo con lo siguiente:
 Con la expresión VITA ACTIVA me propongo designar tres actividades fundamentales: Labor, trabajo y acción. Son fundamentales porque cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo las que se ha dado al hombre la vida en la tierra. Es interesante observar que lo que antes era una generalidad aquí se ha convertido en especie. El trabajo es la segunda VITA ACTIVA que ha sucedido en el trascurso de la humanidad. Aquí como ha ocurrido en otros campos humano, un asilamiento de la naturaleza. Ha sucedido en la construcción de casas, desde las primeras muy sintonizadas con lo natural, hasta las actuales que no surgen de lo natural sino que se colocan como cosas extrañas en la naturaleza  (p.21)
Labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano, posibilita la vida, el consumo, implicando un esfuerzo y una fatiga constante para lograr suplir las necesidades vitales.  La labor está más cerca de la naturaleza que del mundo humano. (Volante, 2001)
Trabajo es la actividad que corresponde a lo no natural de la exigencia del hombre, su finalidad es producir cosas, no naturales (“artificiales”). Ya no es la vida, sino la mundanidad lo que prima en el trabajo. Como lo explica Arendt H (citado en Volante, 2001) lo que define al trabajo es su capacidad de “reificación”, es decir su carácter de fabricación de cosas que pueden ser usadas y su clara representación en la categoría medio-fin, donde todo el proceso de producción (medios) termina y se completa en la cosa (fin). El trabajo exige conciencia y voluntad.
Arendt H (citado en Volante, 2001) realiza un análisis de la época moderna explicando como el trabajo se ha identificado con la carga y la fatiga de subsistir; las diferencias entre labor y trabajo se han ido perdiendo porque ambas están al servicio de la sobre y supervivencia de la especie, puesto que todas las cosas del mundo se convierten en objetos de consumo. Por lo tanto, el énfasis intersubjetivo propio de la acción, es uno de los aspectos que Arendt considera negados en la época moderna, debido a que prima las acciones aisladas donde el hombre se retira del mundo privado o trata a los demás obviando su condición de sujetos.
La acción que es el nivel en Arendt de la trascendencia y la intersubjetividad, incluye a su vez la labor y el trabajo, es una fuente de superación y de desarrollo; sin embargo, la sociedad moderna ha enfocado todo en el consumo llevando a las personas a degradar o debilitar la acción humana, es así como la clase trabajadora al quedar en el nivel de consumo, se ha quedado también en el nivel de la supervivencia y sobrevivencia y al suceder esto, minimiza su situación dentro del contexto laboral, banalizando el problema o diciéndolo de manera coloquial “aceptando que sea explotado” ó “aceptando el trabajo sucio” y por lo tanto se pierde la trascendencia, la acción y la condición humana.
El ser humano dentro de estas  dinámicas,  donde la compleja división del trabajo divide una actividad productiva en tantas partes, que cada especialista necesita un mínimo de habilidad y una monótona fuerza de repetición, donde lo comprado y lo vendido no es ya habilidad individual, sino poder de la labor,  buscará medios para mantenerse, de esta forma podría ser el estrés  una manifestación de la lucha entre la supervivencia y sobrevivencia fruto del trabajo enfocado en el consumo y del deseo de autorrealización y superación.
4.1. En torno a la banalización de la Injusticia social en la obra de Cristhophe Dejours (2006)
Esta obra se inspira en las ideas tratadas por Hanna Arendt (citado por Young-Bruhel,1993),  en su escrito Eichmann en Jerusalen: un reporte sobre la Banalidad del mal (1963). A raíz del secuestro en Argentina de Adolf Eichmann por agentes israelíes, Arendt (1993) y el filósofo Jaspers se interesaron en el caso. Pasado algún tiempo Arendt (1993), tomo una actitud que ella considero de buen juicio, lo que le valió la crítica de muchos paisanos judíos suyos. Ella en su escrito muestra a un Eichmann banal. Es decir consideraba que el nazi actuaba conforme a las leyes del Estado alemán e incapaz de tener valoraciones morales, estaba negado para saber que esas leyes nazistas eran injustas. Se mostraba reacia a la legislación que prevalecía y abogaba por nuevas categorías jurídicas y morales. Entendía que la corrupción del régimen nazi había permeado no solo a Alemania, sino a varios incluso a ciertos grupos judíos. Sociedades enteras incapaces de juzgar.
La reacción de la escritora fue tal, que estimuló a pensadores de diferentes disciplinas a estudiar el fenómeno “banalidad del mal”. La esencia de tal banalidad, puede quedar reflejada en un comentario que  Hanna Arendt (citado por Young-Bruhel, 1993) hizo sobre la actitud tomada: “En lugar del nazi monstruoso, ella nos ofrece el nazi banal, en lugar del judío como mártir virtuoso, ella nos ofrece el judío como cómplice del mal; y en lugar del enfrentamiento entre la culpa y la inocencia ella nos ofrece la colaboración de la víctima con el criminal.”  (p.442)
Aunque esta opinión desacredita a Arendt (1993) frente a su pueblo, ella no defendía al criminal nazi; sólo quería mostrar que su actitud no era ni buena ni mala, si se le puede dar un calificativo, se podría decir que era errática y oscura, porque Eichmann estaba cegado era a cumplir las leyes nazis.
El juicio personal sobre Eichmann, es que este hombre no tiene originalidad, es un ser opaco. Precisamente, su postura vacía, donde no encontramos a un líder fanático, ni tampoco un esclavo sumiso es lo que lo hace un ser terriblemente inocuo. Arendt (1993) se limita a aplicar el concepto de banalidad del mal a este personaje.
Dejorus (2006) en su obra “La Banalización de la injusticia social”, enfoca el problema diferente. Para él, es manifiesta la participación y el consentimiento de millones de alemanes en el sistema del terror totalitario. A diferencia de la banalidad de la persona, Dejours (2006) enfoca el criterio de banalidad en la conducta y especialmente de la conducta colectiva. Lo insólito en el caso alemán que puede aplicarse a diferentes pueblos es que una población compuesta de variados tipos de personalidad, haya actuado al unísono, en un proceso anormal y criminal visto desde fuera y normal en la Alemania nazi.
El proceso de la banalización del mal hace que en proceso excepcional, contrario al sentir de mayores que piensan y actúan participando del bien moral, se puede erigir en normas de conducta y de aceptación. En este proceso “la personalidad pierde ante la conducta colectiva”.
Trasladando el concepto de la banalización del mal en una persona a una comunidad se  presenta unas características, que aclaran la ausencia de la facultad de pensar, según el autor son las siguientes:
1.      La tendencia de mentirle al otro, con el propósito de mejorar las situaciones. Se  miente por darse un tono de importancia.
2.      Tendencia a la obediencia, a fortalecer la disciplina.
3.      Tendencia a tranquilizarse, a estar en tranquilidad y satisfacción
4.      Tendencia a caer en momentos de decepción, desanimo, apatía
5.      Tendencia a la terquedad, al ser obstinado, un corolario de su pasión por la obediencia.
6.      Tendencia a ser dependiente de las directivas.
7.      Ausencia de espíritu crítico y aunque este fastidiado, está en estado de adormecimiento
Estas tendencias son propias de la personalidad de Eichmann pero que van asentándose a nivel colectivo. No son nociones psicológicas que le dan cuerpo a la banalización del mal, se acata la manipulación, por medio a la exclusión, miedo ante las amenazas. Así el trabajo se busca soportando, en detrimento de una buena conciencia, de la responsabilidad y la actitud moral. Se produce la desconfianza, el recelo, hasta la angustia.
Estos mecanismos defensivos, logran que encaje la estrategia individual con la estrategia colectiva. Esta última es más comprometedora en el sentido que motiva el sufrimiento moral, de ahí que la estrategia individual sea un recurso que despliega la banalización del mal.
Dejours (2006), considera que la banalización del mal no es exclusiva del régimen nazi o de cualquier estado totalitario contemporáneo o tiránico, también penetra la sociedad neoliberal, que tiene como finalidad principal el desarrollo de la economía.
Generalmente, el sistema neoliberal pregona estar anclado en la Democracia pero en la realidad del trabajo, le da la espalda a lo democrático. En el mundo neoliberal también se entabla una guerra, ya no para imponer orden y predominio de una nación, raza, partido o clase, una guerra de competencia económica y el nervio de tal guerra es la competitividad que tiene como meta derribar, precisamente la competencia, tanto en el régimen de terror como en el mundo de trabajo neoliberal se crean estrategias defensivas por parte de la colectividad obrera: tolerancia a la injusticia, al sufrimiento psíquico y también al sufrimiento moral.
Por eso, la banalidad del mal, tiene una causa: el desconocimiento y ausencia de análisis del sufrimiento subjetivo. En el campo sindical se presenta la indiferencia al sufrimiento y esa postura abrió campo libre a las innovaciones gerenciales y económicas. Así como a nivel personal Eichmann perdió la capacidad de pensar, el sector sindical suspende el sentido moral. Este sector excluye el pensamiento de tener miedo, que el autor denomina “precarización” que es resultado de la manipulación de la empresa neoliberal para que el trabajador se condicione liberando conciencia, vaciándola de contenido, haciéndole esguinces al sentido moral.  Aquí el mentir y cambiar los hechos son caras de una misma moneda; dice  Arendt (1998), en crisis de la Republica: “la deliberada negación de la verdad fáctica -la capacidad de mentir- y la capacidad de cambiar los hechos- la capacidad de actuar- se hallan interconectadas” (p. 13).
¿Qué diferencia respecto de la injusticia se da entre el nazismo y la sociedad económica neoliberal? La explotación del ser humano del hombre normal es la misma; el régimen totalitario ejerce la violencia hasta la muerte, el capitalismo neoliberal la intimidación y la anulación de lo moral en lo psicológico. Daños distintos pero daños fatales en ambos casos y también en ambos, la mentira, la simulación, niega la verdad, cambia la realidad, como lo dice Arendt (1993).
Las ideas expuestas en este capítulo, nos deben ayudar a encontrar las relaciones que provocan los factores de sufrimiento, pero también de olvido. Aunque en esta obra Dejours (2006) no trata el estrés, podríamos afinar que estos criterios metapsíquicos son elementos pre-conceptuales para la investigación rigurosa sobre esa disfuncionalidad de la mente.
El capítulo IX del libro de Dejours (2006), presenta un interesante estudio sobre 2 tipos de actitudes: la virilidad, el coraje. El mundo patriarcal y la mentalidad de hombre ha mostrado una faceta errada y totalmente negativa, contraria a una verdadera condición de la esencia del hombre. No es necesario detenerse en el comentario de esto, pues sería apartarse de la temática que se está trabajando.
Baste decir que virilidad y coraje son dos formas de entender la valentía. En uno de los dos “es valiente el hombre que cuando las circunstancias lo exigen, se muestra capaz de actuar como un verdugo”. Esta imprecaución no humaniza, aunque forma hombres viriles. Por el contrario, el coraje, no califica la hombría, porque la mujer se le permite tener miedo, puede actuar con coraje, un coraje independizado de la virilidad. Puede ser coraje desobedecer la orden de matar a costa de ser denigrado como cobarde; coraje es oponerse a la explotación, al trabajador, coraje es desenmascarar la mentira que para Arendt (1993), va unida a la violencia.
En el capitulo X, último del libro; la banalización de la injusticia social; hay un párrafo concluyente de la banalización del mal que dice:
Al hablar de banalización del mal, no entendemos solo la atenuación de la indignación frente a la injusticia y el mal sino, más allá de ello el proceso que por un lado, desdramatiza este mal (que no debería nunca ser desdramatizado) y, por el otro, moviliza progresivamente una cantidad creciente de personas al servicio del cumplimiento del mal, haciéndose de ellas colaboradores”. Nuestra tarea es comprender cómo y porque la buena gente oscila entre la colaboración y la resistencia al mal (p. 144)
Ahora el paso a seguir, es encontrar, el engranaje del estrés, en el mundo de la organización laboral y del trabajo integrando esta última con estructuras culturales, sociales y económicas que no se pueden aislar.
4.2.El Trabajo en la Organización Laboral

Consideramos el trabajo una actividad que hace humano al hombre: creativo, realizado, vital. Sin embargo, el trabajo ha sido fuente de sufrimiento, explotación y aun de muerte para el trabajador. Actualmente, en las organizaciones se habla de flexibilidad, riesgo, comportamiento ágil, innovación, creatividad; sin embargo, paradójicamente “la mayor parte del trabajo sigue inscrito en el circulo del fordismo”. (Sennet, 2000:45). Para contrarrestar los aspectos fuertemente negativos del trabajo organizador por el mundo del mercado, es decir de la economía imperante,  Dejours (1990) explica cómo la ideología de la vergüenza o la ideología defensiva mantiene alejado el riesgo, enmascara, contiene y oculta una ansiedad grave, y está destinada a luchar contra el peligro o el riesgo real.
La vergüenza es una ideología elaborada colectivamente, donde el cuerpo está cubierto por el silencio. Cuando la ideología defensiva fracasa, la ansiedad que es relativa a la supervivencia pasaría a convertirse en un problema individual y retomando a Sennet (2000) es natural que la flexibilidad genere ansiedad porque la gente no sabe que riesgos ni que caminos seguir.
Ningún miembro del colectivo de trabajadores, está exento de caer en las redes de la imposición organizativa hasta las personas mejor dotadas física y mental y especialmente de una estructura psíquica pueden adquirir una parálisis mental inducida por la organización del trabajo. Podría existir un recurso que sea un paliativo a la conversión obrero- nada y es considerar el hogar, un lugar de recuperar el sentimiento de autonomía y personalidad. Pero las evidencias no favorecen este planteamiento porque la tendencia es negativa: despersonalizado el obrero en el trabajo perdura despersonalizado cuando está en su hogar.
Naturalmente que hay incidencia de la economía de la actividad humana, pero ningún sistema anulara la dimensión psíquica del hombre. El hombre simula, miente, olvida, pero en última instancia no es una máquina. Y si llega a serlo, ha perdido su condición de hombre.
Tener en cuenta esto, nos da la posibilidad siempre de plantear soluciones, lo que no quiere decir que estas se hagan para “suavizar y seguir oprimiendo.  De cualquier manera, es necesaria una acción preventiva en el campo de la salud mental-trabajo.
La organización del trabajo es cada vez más “autoritaria, rígida y paralizante” (aunque parezca más flexible, dócil y en constante movimiento) que da lugar al sufrimiento. La investigación ha demostrado que el mentado sufrimiento puede volverse un instrumento bien de explotación, bien de rendimiento económico. Pero explotación y rendimiento aunque procesos distintos en la organización laboral se complementan y ese complemento puede lograr en el sujeto un sistema defensivo. Y lo que se presenta en ese ocultamiento es la alienación, que en campo psiquiátrico, significa el reemplazo de la voluntad propia del sujeto por la del objeto. Por la alienación se produce el sometimiento de los cuerpos.
En las nuevas perspectivas de la Psicología dentro de la patología de la mente, Dejours (1990) menciona que en el trabajo se debe tener en cuenta:
·         El sufrimiento
·         Sistemas defensivos del individuo
·         Sistemas defensivos del grupo
·         Ideología defensiva del oficio, en esta ideología se dan los “secretos de oficio “que preservan la sagacidad para poder explotar el sufrimiento.
Teniendo en cuenta esto, el estrés y demás experiencias producidas en los proceso de trabajo, nos exigen estudiar el impacto de las condiciones de trabajo: recursos disponibles, trato reflejo de relaciones interpersonales, tipo de enfoque para orientar la competencia, estímulos o desestímulos dentro de la política laboral de la empresa. Objetivamente, hay que partir de la relación entre el contexto físico y social de la organización del trabajo con el trabajador.
Según  Peiro (2005), en estudios realizados en la Universidad de Michigan, es importante tener en cuenta las relaciones interpersonales, porque se producen interacciones complejas no sólo entre jefes y operarios, sino entre los individuos mismos. Si el estrés presenta un “desajuste entre las demandas del entorno y los recursos de la persona para afrontarlas” (Peiro, 2005) y al hablar de entorno se refiere a lo administrativo, natural, humano.
Reconocer lo anteriormente planteado nos permite dar un sentido más amplio del fenómeno del estrés, no simplemente desde la reducción del individuo, sino de las estrategias defensivas individuales - grupales y los discursos; considerando un análisis y lectura de ese tipo se podría observar los diferentes niveles de análisis que sobrepasan lo individual. 
5.      REFLEXIONES, RETOS Y PERSPECTIVAS ACERCA DEL ESTRÉS.
Los planteamientos previamente desarrollados, llevan a varias reflexiones acerca del estrés y el trabajo:
Más allá de la ambigüedad y la diversidad de discursos que giran en torno al concepto de estrés, lo importante es observar la problemática real que presenta el individuo al estar en ciertas condiciones de trabajo, sin que la responsabilidad sea reducida única y exclusivamente al trabajador mismo. La Organización Mundial de la Salud (1998:16) reconoce que en América Latina, el estrés laboral es una de las grandes epidemias de la vida moderna (y esto en cierta forma es un reconocimiento y puede llevar a ciertos respaldos y controles frente a las condiciones laborales que puedan afectar la salud de los trabajadores, reconociendo que en el mismo año donde La Organización Mundial de la Salud publica la cartilla “Sensibilizando sobre el estrés laboral en los países desarrollados” , aparece la resolución 2646 en Colombia donde se establece la prevención, el tratamiento y la intervención de todas las enfermedades relacionadas con el estrés laboral).
Claramente en las organizaciones y sobretodo en Colombia el término aunque tiene en estos momentos un respaldo legal, no es visible y claro y esto tiene sentido si frente a las inconsistencias argumentativas no hay una definición comúnmente aceptada del estrés, donde las diferentes disciplinas puedan explicarla sin ambigüedades. Sin embargo, cabe aclarar en este punto que los investigadores parecen coincidir en que el estrés es utilizado en tres modos diferentes, ya sea desde la aproximación del estimulo, de la respuesta o de la mediación transaccional; así mismo, la mayoría de modelos concuerdan en reducir el fenómeno a un asunto individual: no obstante, aunque existen diferentes formas de utilizarlo, el concepto sigue cayendo en lo ambiguo y en la multiplicidad de maneras en que puede definirse y expresarse.
Como se ha visto, en todo el documento no se ha realizado una especificación de algún tipo de estrés y esto se debe a que hay un cierto acuerdo con el planteamiento de Dejours (2010) al decir que no hay que hablar de tipos de enfermedades laborales, la enfermedad es una como tal y afecta a las personas dentro y fuera de la Organización.
Dejours (2006) explica que la estrategia colectiva  es un recurso que despliega la banalización del mal,  y aquí surge la pregunta: ¿será que la individualización del estrés es una manera de naturalizar el fenómeno? Si es así la naturalización aleja más las posibles soluciones y alternativas al problema y  paradójicamente desconoce y omite el sufrimiento subjetivo, porque lo cosifica y lo hace ver como un estado de vergüenza.
Dentro de los estudios y los modelos que se pueden dar en torno al estrés, es importante reconocer que la subjetividad no debe ser entendida, como un todo cerrado o desde la simple individualidad (Baack, D y Prash T, 1997); las nuevas aproximaciones de la subjetividad se extienden a las conceptualizaciones de las interacciones individuales, con pares, superiores y subordinados dentro de una organización. No existe la subjetividad autónoma, porque es posicional y hegemónica, por lo tanto la subjetividad existe en cuanto se tenga en cuenta el entorno. Por lo tanto el reconocer la subjetividad nos permite tener un abordaje más amplio del estrés, desde varios niveles.
Retomando las conclusiones de Diaz (2012) el sentimiento de culpa y los actos injustos que presentan las personas, fruto de la misma dinámica del trabajo,(aunque en esta investigación se habla del Síndrome de Burnout, se retoma ciertos planteamientos reconociendo que para algunos autores este es producto de un estrés crónico y que de igual manera se hace pertinente comprender que sucede con el sujeto), se ve separado y como menciona Dejours (citado en Diaz, 2012) la persona acepta el “trabajo sucio”, justificándolo como ¡es el trabajo y punto!, ya sea por miedo al despido, a la perdida de cierto reconocimiento o por posibles beneficios recibidos.
Gil-Monte (2005) al referirse a los sentimientos de culpa  plantea:
Aparecen cuando existe rendimiento o arrepentimiento en relación a algo malo o algo no deseable que se ha hecho – a la posibilidad de que otros puedan tener esa percepción - , y que conlleva a una sensación de estrés y tensión que frecuentemente sirve como motivación para reparar la acción (p. 122).
Por lo tanto es importante indagar  estos sentimientos y emociones de cada una de las personas que presentan estrés laboral, para que sean comprendidos y analizados no de manera aislada sino retomando este tipo de investigaciones (ya sea para confirmar o rechazar), sobre todo para ir más allá de la reducción del problema a la persona únicamente.
El reto en estos momentos frente a la problemática del estrés es considerar un ser humano en interacción con otros,  teniendo en cuenta que en la sociedad del riesgo se promueve el individualismo. Estamos en la sociedad de las paradojas donde las relaciones son más frágiles, más liquidas (como lo menciona Bauman; 2000), pero a la vez estamos necesitados de ese contacto con los otros. Estas ambigüedades afectan todos los niveles en las personas. Al hablar del estrés vemos como se reconoce la existencia de él, sin embargo, no hay todavía claridad, pero se sabe que en lo cotidiano las personas sufren de estrés. Quizás la importancia está en comprender el proceso de la realidad, conocer el medio.
Finalmente, no se puede perder el enfoque y la visión de ver al ser humano como persona, no como maquina o cosa, el estrés podría estar indicando que el ser humano siente, sufre se angustia y es por ello que tiene límites y manifiesta sus dolores y su sufrimiento  de alguna u otra manera. Frente a la sociedad del riesgo, del caos, la sociedad de la tecnología, del conocimiento, la modernidad liquida, el postmodernismo o como se quiere llamar.  Hay un gran reto y es no perder los límites de lo humano, dignificar a la persona y al trabajo, reflexionar y ser críticos frente a las situaciones que están sucediendo.
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