Al realizar una contextualización del fenómeno
del estrés y leerlo desde la mirada de la psicodinámica del trabajo y los
análisis sociológicos actuales, se va a presentar
los siguientes puntos:
1.
La importancia que ha tomado el estrés
laboral en los últimos tiempos, sobre todo por los cambios presentados actualmente
en el desgaste mental en el trabajo.
2.
La ambigüedad del concepto de estrés,
como lo mencionan Gil-Monte, 2010 & Peiro, 2005; y la falta de consenso en
una definición común como lo señala Cuevas-Torres y Garcia- Ramos (2012).
3.
La reducción del problema del Estrés,
enfocándolo en un asunto exclusivamente individual. Aunque algunos modelos
tratan de tener en cuenta el contexto, el fenómeno sigue quedando reducido al
individuo. (Cuevas-Torres y Garcia-
Ramos, 2012).
4.
El trabajo en la dimensión humana y su
relación con el estrés, retomando la psicodinámica del trabajo.
5.
Finalmente,
reflexiones, retos y perspectivas acerca del estrés laboral frente a las
problemáticas anteriormente planteadas.
1.
EL ESTRÉS LABORAL EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Para lograr comprender el fenómeno del estrés en
los últimos tiempos, sus mutaciones, enfoques y desarrollos teóricos, es
importante realizar un reconocimiento de la mirada sociológica actual en torno
al estrés, para así dar cuenta de lo que ha pasado recientemente.
Algunos
investigadores actuales de la sociedad como Giddens, Bauman, Luhmann y Beck (2011) y Sennet (2000) son claros en reconocer que
la época actual exige al contrario de lo que sucedía antes, comportamiento
ágil, apertura al cambio, la asunción de
riesgos que cada vez dependan menos de
reglamentos y procedimientos formales. Todas estas condiciones de la sociedad
actual determinan ciertos comportamientos y ciertas formas de definir los
conceptos.
En
el caso del estrés, actualmente es considerado como una enfermedad laboral
grave a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud, 2008), debido a los múltiples problemas ligados a la globalización
como el desempleo, subempleo, autoempleo, la precariedad de las condiciones de
trabajo debidas a los nuevos sistemas de organización del trabajo y
liberalización de las relaciones industriales; además hay que sumarle otros fuera del ámbito laboral
como la inequidad de género, pocas formas o medios de participación, y un pobre
manejo de la contaminación industrial,
el analfabetismo, parasitosis y enfermedades infecciosas, higiene y
sanidad deficientes, desnutrición, condiciones de vida deficientes, sistemas de
transporte inadecuados y pobreza en general.
De
igual manera, en otra publicación de la Organización Munidal de la Salud (2006)
titulada “Prevención del Suicidio: Un
instrumento de Trabajo”, plantea el estrés (se habla en esta cartilla
específicamente de estrés laboral) como uno de los diez problemas principales
de salud relacionados con el trabajo, siendo un precursor de serias
dificultades de salud mental, entre ellas el suicidio. Es por ello, que a nivel
mundial es una preocupación, no sólo en las economías establecidas, sino
también en las economías en vías de desarrollo.
La
Organización Mundial de la Salud (2008)
señala que a través de los estudios transversales de estrés que se han
realizado en América Latina han demostrado la importancia de los problemas de
presión arterial alta y las enfermedades cardiovasculares en la población de
México, Brasil y Colombia y la
distribución diferencial entre grupos de trabajadores expuestos y no expuestos
a condiciones psicosociales negativas, tales como tensión en el trabajo, sobre
compromiso e inseguridad laboral.
Actualmente
en Colombia, está el Decreto 2566 de 2009. Dentro de su tabla de enfermedades
se encuentra ubicado las patologías causadas por estrés en el trabajo, y
también se encuentra la resolución 002646
donde se establecen las disposiciones y se definen el origen de las patologías
causadas por el estrés ocupacional. Por lo tanto se reconoce la relevancia e
importancia que tiene en términos legales el estrés en nuestro país. Sin embargo,
la situación del estrés en Colombia a pesar de la existencia de leyes y
resoluciones, sigue siendo poco visible.
Teniendo
en cuenta el desarrollo histórico del concepto de estrés, este ha ido cambiando,
sin embargo todos coinciden en decir que implica una amenaza ante la cual el
organismo requiere de ajustes adaptativos que le permiten mantener la
homeostasis y asegurar la supervivencia con base en su experiencia, su
predisposición biológica y el estado en el que se encuentra el organismo. Es
así como se hace relevante detectar los estresores ocupacionales, puesto que
estas son diferentes para cada trabajador; sin embargo, mientras no se precise
el concepto de estrés, más difícil será sistematizar el componente estresor.
Paradójicamente,
aunque en términos legales y conceptuales el fenómeno de estrés no es claro,
existe cierta preocupación quizás sea por el aumento de la problemática, debido
al incremento de las condiciones precarias que existen en torno al trabajo.
2.
LA AMBIGÜEDAD DEL CONCEPTO DE ESTRÉS
Según
los estudios y las investigaciones realizadas, la definición o definiciones de
estrés, no tienen hasta el presente, la univocidad necesaria para ser un
término pleno de sentido (Molina et al. 2008), debido al poco acuerdo que
existe en una definición común, fruto de la multiplicidad de disciplinas
implicadas en el estudio del fenómeno (Martin et al., 2003). Gil-Monte (2010) lo menciona de la siguiente
manera: “Estrés es un término ambiguo y su definición ha sido revisada en
varios estudios, indicando la falta de consenso sobre una definición” (p.69)
Si
se remite a la historia, se puede decir que fue el trabajo de Selye H. (citado
en Molina et al. 2008) quien comenzó a
sistematizar rigurosamente unas ideas que venían flotando en el círculo médico
y que hacían referencia al fenómeno del estrés. Selye H. (citado en Molina et
al. 2008) definió el estrés como una respuesta vegetativa a una amenaza, la
cual se caracteriza por tres fases, la primera que es la fase de alarma, la
fase de resistencia y la fase de agotamiento. Esta definición es desde la
mirada biológica y teniendo en cuenta el estrés como respuesta fisiológica
frente a un evento externo.
Desde
otra perspectiva y acercándose un poco más al tiempo actual, encontramos la
teoría transaccional de Lazarus y Folkman (1986) la cual define el estrés como
un proceso cognitivo, conductual, donde es el individuo el que evalúa el
ambiente como estresante, concluyendo así que son los factores individuales
como los sociales los que influyen en la evaluación que el individuo hace.
Por otra parte Karasek (1979) y Karasek y
Theorell (1990) explican el estrés como un fenómeno del cual sólo se puede
analizar a través de la relación entre las variables que componen el modelo de
exigencias y control. Es así, que el estrés es un estado interno del individuo
que puede medirse de manera indirecta y donde él es el responsable de lidiar
las tensiones producidas por el trabajo.
Consuegra
(2004) da una serie de definiciones descriptivas del Estrés:
Reacción
fisiológica y psicológica del organismo frente a las demandas del medio.
Respuesta general e inespecífica del organismo a un estresor o situación
estresante. Es el resultado de la interacción entre las características de la
persona y las demandas del medio. Se
considera que una persona está en una situación de estrés o bajo un estresor
cuando ha de hacer frente a situaciones que conlleven demandas conductuales que
le resulta difícil poner en práctica o satisfacer. Por ello, depende tanto de
las demandas del medio como de sus propios recursos para enfrentarse a él. (p.104)
Otro
tipo de hechos, circunstancias o acontecimientos, producen un estrés los cuales
no debilitan o degradan la personalidad, sino que más bien hacen madurar “incrementando el potencial del
yo para el control emocional”. También
es importante indicar que la edad puede ser un factor que haga variar los
resultados del estrés. Un estado emocional de un niño, puede ser más intenso
que el de un adulto con una igual causa de estrés.
Analizando
este cuadro de definiciones, donde sólo se presentan algunas de las tantas que
existen, se puede decir que el acuerdo que hay es que el estrés se puede
observar desde diferentes maneras: como estimulo, como respuesta, como fenómeno
mediacional o transaccional y finalmente como percepción.
No
obstante, a pesar del acuerdo que pueda existir dentro de las distintas formas
en que se pueda definir el fenómeno del estrés, la misma multiplicidad de
miradas y enfoques hace que el término
sea ambiguo, poco claro. Esta falta de consenso y claridad, posiblemente hace
que el concepto sea utilizado de manera indiscriminada donde termina siendo un término
“ligth” y vago. Algunos autores hasta se atreven a decir que detrás del
concepto lo que se esconde es todo aquello que implica el trabajo y otros
definitivamente comentan que debe ser abandonado (Martin et al., 2003).
De
todas formas a pesar de la ambigüedad, es importante observar las posibles
implicaciones que hay tras la definición; el sólo hecho que se dé un nombre a ciertas respuestas, estímulos,
percepciones y/o mediaciones entre el medio y la persona ,quizás están
mostrando, más allá de la diversidad y la ambigüedad, la problemática real que
presenta el individuo al estar en ciertas condiciones de trabajo; Aquí también
cabe preguntarse cómo este se adapta, asumiendo ciertas dinámicas y ciertas
lógicas que pueden pasar por encima de él como persona y que paradójicamente termina
siendo él mismo, el que asume la responsabilidad de sus actos y de sus acciones
en medio de su trabajo.
3.
LA REDUCCIÓN DEL PROBLEMA A UN ASUNTO
EXCLUSIVAMENTE INDIVIDUAL
Como
pudo apreciarse en el párrafo anterior, las distintas teorías y enfoques del
estrés han reducido la problemática a un asunto individual y aunque se tenga en cuenta variables
contextuales, pareciera que estas sirvieran para seguir personalizando el
asunto. Es claro que hay un llamado a que los nuevos modelos que estudian el
fenómeno del estrés, incluyan además de
la dimensión personal, otros niveles; si tomamos a Cuevas-Torres y Garcia- Ramos (2012) encontramos la
dimensión laboral, social y organizacional contemporánea capitalista. Klein y Kozlowski (citado en Peiro, 2005) lo señala como un enfoque que debe tomar en
consideración múltiples niveles y combinar perspectivas micro y macro para
producir una ciencia más integrada de las organizaciones; finalmente, si
observamos el abordaje psicosocial de las organizaciones que señala Rentería y Carvajal (2006) encontramos el
nivel individual, subjetivo, ocupacional, división- funcional,
corporativo-integrador, entorno-legitimador evaluador.
De
igual manera, y teniendo claridad que el estudio del fenómeno del estrés
implica salirse de la mirada individual, paradójicamente cabe aquí hablar de la
noción de sujeto y por lo que se ha encontrado es importante retomar a Morín (1994),
donde para ser autónomo, hay que depender del mundo externo y esta dependencia
no es sólo energética sino también informativa, la auto-eco-organización.
La
Reducción del problema a un asunto individual, es analizado desde los diversos
discursos a los que convoca la conceptualización del fenómeno del estrés;
aunque ya hay investigaciones que señalan la importancia de tener en cuentas
diversos abordajes (como se mencionó en párrafos anteriores) sigue quedando la
inquietud de reconocer estos abordajes e identificar cómo en la práctica se
logra reconocer que hay factores de diversos niveles que influyen en la salud
de la persona, que no sólo es el individuo el responsable o causante del
problema.
Es
interesante observar como impera el discurso señalando a la persona como
responsable del estrés y como las organizaciones y/o empresas siguiendo esta
lógica realizan intervenciones en sus trabajadores realizando programas de
relajación, meditación, seminarios y conferencias (por lo regular dictadas por
personas no expertas en el tema) y donde se promete que la persona controlará
el estrés. Todo esto opaca o reduce la
problemática real y lo que hace es que en últimas el fenómeno termina
banalizándose, es decir una problemática termina siendo transformada como algo
natural y que se puede manejar.
4.
EL TRABAJO EN LA DIMENSION HUMANA Y SU
RELACIÓN CON EL ESTRÉS.
El
trabajo es la actividad humana por excelencia y para que tenga un sentido
adecuado debe ser social, es decir debe existir una interacción entre las
personas. El trabajo tiene connotaciones históricas, no ha sido igual en los
diferentes periodos; más aún en sociedades altamente desarrolladas en la
actualidad, los cambios tecnológicos provocan actitudes nuevas en el trabajo.
Lo que parece permanente es la utilización de la “mano de obra” o la “mente
operaria” al servicio de poderes disfuncionales.
El
hecho de que el trabajo es histórico y cambiante ha sido motivo de estudio y
análisis; así mismo, el trabajo como lo menciona Blanch (2003) “es un fenómeno
tan natural como la vida misma, al que cada cultura le da su toque
característico” (p.25)
Debido
a la importancia del trabajo como determinante, se retoma a Arendt (1993), la cual lo reconoce como una
actividad humana que relaciona al mismo hombre con la naturaleza, bien para
aprovecharla o bien para transformarla, así en su libro “La condición humana”
comienza el capítulo con lo siguiente:
Con la expresión VITA ACTIVA me propongo
designar tres actividades fundamentales: Labor, trabajo y acción. Son
fundamentales porque cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo
las que se ha dado al hombre la vida en la tierra. Es interesante observar que
lo que antes era una generalidad aquí se ha convertido en especie. El trabajo
es la segunda VITA ACTIVA que ha sucedido en el trascurso de la humanidad. Aquí
como ha ocurrido en otros campos humano, un asilamiento de la naturaleza. Ha
sucedido en la construcción de casas, desde las primeras muy sintonizadas con
lo natural, hasta las actuales que no surgen de lo natural sino que se colocan
como cosas extrañas en la naturaleza (p.21)
Labor
es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano,
posibilita la vida, el consumo, implicando un esfuerzo y una fatiga constante
para lograr suplir las necesidades vitales.
La labor está más cerca de la naturaleza que del mundo humano. (Volante,
2001)
Trabajo
es la actividad que corresponde a lo no natural de la exigencia del hombre, su
finalidad es producir cosas, no naturales (“artificiales”). Ya no es la vida,
sino la mundanidad lo que prima en el trabajo. Como lo explica Arendt H (citado
en Volante, 2001) lo que define al trabajo es su capacidad de “reificación”, es
decir su carácter de fabricación de cosas que pueden ser usadas y su clara
representación en la categoría medio-fin, donde todo el proceso de producción
(medios) termina y se completa en la cosa (fin). El trabajo exige conciencia y
voluntad.
Arendt
H (citado en Volante, 2001) realiza un análisis de la época moderna explicando
como el trabajo se ha identificado con la carga y la fatiga de subsistir; las
diferencias entre labor y trabajo se han ido perdiendo porque ambas están al
servicio de la sobre y supervivencia de la especie, puesto que todas las cosas
del mundo se convierten en objetos de consumo. Por lo tanto, el énfasis
intersubjetivo propio de la acción, es uno de los aspectos que Arendt considera
negados en la época moderna, debido a que prima las acciones aisladas donde el
hombre se retira del mundo privado o trata a los demás obviando su condición de
sujetos.
La
acción que es el nivel en Arendt de la trascendencia y la intersubjetividad,
incluye a su vez la labor y el trabajo, es una fuente de superación y de
desarrollo; sin embargo, la sociedad moderna ha enfocado todo en el consumo
llevando a las personas a degradar o debilitar la acción humana, es así como la
clase trabajadora al quedar en el nivel de consumo, se ha quedado también en el
nivel de la supervivencia y sobrevivencia y al suceder esto, minimiza su
situación dentro del contexto laboral, banalizando el problema o diciéndolo de
manera coloquial “aceptando que sea explotado” ó “aceptando el trabajo sucio” y
por lo tanto se pierde la trascendencia, la acción y la condición humana.
El
ser humano dentro de estas dinámicas, donde la compleja división del trabajo divide
una actividad productiva en tantas partes, que cada especialista necesita un mínimo
de habilidad y una monótona fuerza de repetición, donde lo comprado y lo
vendido no es ya habilidad individual, sino poder de la labor, buscará medios para mantenerse, de esta forma
podría ser el estrés una manifestación de
la lucha entre la supervivencia y sobrevivencia fruto del trabajo enfocado en
el consumo y del deseo de autorrealización y superación.
4.1. En torno a la
banalización de la Injusticia social en la obra de Cristhophe Dejours (2006)
Esta
obra se inspira en las ideas tratadas por Hanna Arendt (citado por
Young-Bruhel,1993), en su escrito
Eichmann en Jerusalen: un reporte sobre la Banalidad del mal (1963). A raíz del
secuestro en Argentina de Adolf Eichmann por agentes israelíes, Arendt (1993) y
el filósofo Jaspers se interesaron en el caso. Pasado algún tiempo Arendt
(1993), tomo una actitud que ella considero de buen juicio, lo que le valió la crítica
de muchos paisanos judíos suyos. Ella en su escrito muestra a un Eichmann
banal. Es decir consideraba que el nazi actuaba conforme a las leyes del Estado
alemán e incapaz de tener valoraciones morales, estaba negado para saber que
esas leyes nazistas eran injustas. Se mostraba reacia a la legislación que
prevalecía y abogaba por nuevas categorías jurídicas y morales. Entendía que la
corrupción del régimen nazi había permeado no solo a Alemania, sino a varios incluso
a ciertos grupos judíos. Sociedades enteras incapaces de juzgar.
La
reacción de la escritora fue tal, que estimuló a pensadores de diferentes disciplinas
a estudiar el fenómeno “banalidad del mal”. La esencia de tal banalidad, puede
quedar reflejada en un comentario que Hanna
Arendt (citado por Young-Bruhel, 1993) hizo sobre la actitud tomada: “En lugar
del nazi monstruoso, ella nos ofrece el nazi banal, en lugar del judío como
mártir virtuoso, ella nos ofrece el judío como cómplice del mal; y en lugar del
enfrentamiento entre la culpa y la inocencia ella nos ofrece la colaboración de
la víctima con el criminal.” (p.442)
Aunque
esta opinión desacredita a Arendt (1993) frente a su pueblo, ella no defendía
al criminal nazi; sólo quería mostrar que su actitud no era ni buena ni mala,
si se le puede dar un calificativo, se podría decir que era errática y oscura,
porque Eichmann estaba cegado era a cumplir las leyes nazis.
El
juicio personal sobre Eichmann, es que este hombre no tiene originalidad, es un
ser opaco. Precisamente, su postura vacía, donde no encontramos a un líder fanático,
ni tampoco un esclavo sumiso es lo que lo hace un ser terriblemente inocuo. Arendt
(1993) se limita a aplicar el concepto de banalidad del mal a este personaje.
Dejorus
(2006) en su obra “La Banalización de la injusticia social”, enfoca el problema
diferente. Para él, es manifiesta la participación y el consentimiento de millones
de alemanes en el sistema del terror totalitario. A diferencia de la banalidad
de la persona, Dejours (2006) enfoca el criterio de banalidad en la conducta y
especialmente de la conducta colectiva. Lo insólito en el caso alemán que puede
aplicarse a diferentes pueblos es que una población compuesta de variados tipos
de personalidad, haya actuado al unísono, en un proceso anormal y criminal
visto desde fuera y normal en la Alemania nazi.
El
proceso de la banalización del mal hace que en proceso excepcional, contrario
al sentir de mayores que piensan y actúan participando del bien moral, se puede
erigir en normas de conducta y de aceptación. En este proceso “la personalidad
pierde ante la conducta colectiva”.
Trasladando
el concepto de la banalización del mal en una persona a una comunidad se presenta unas características, que aclaran la
ausencia de la facultad de pensar, según el autor son las siguientes:
1. La
tendencia de mentirle al otro, con el propósito de mejorar las situaciones.
Se miente por darse un tono de
importancia.
2. Tendencia
a la obediencia, a fortalecer la disciplina.
3. Tendencia
a tranquilizarse, a estar en tranquilidad y satisfacción
4. Tendencia
a caer en momentos de decepción, desanimo, apatía
5. Tendencia
a la terquedad, al ser obstinado, un corolario de su pasión por la obediencia.
6. Tendencia
a ser dependiente de las directivas.
7. Ausencia
de espíritu crítico y aunque este fastidiado, está en estado de adormecimiento
Estas
tendencias son propias de la personalidad de Eichmann pero que van asentándose
a nivel colectivo. No son nociones psicológicas que le dan cuerpo a la
banalización del mal, se acata la manipulación, por medio a la exclusión, miedo
ante las amenazas. Así el trabajo se busca soportando, en detrimento de una
buena conciencia, de la responsabilidad y la actitud moral. Se produce la
desconfianza, el recelo, hasta la angustia.
Estos
mecanismos defensivos, logran que encaje la estrategia individual con la
estrategia colectiva. Esta última es más comprometedora en el sentido que
motiva el sufrimiento moral, de ahí que la estrategia individual sea un recurso
que despliega la banalización del mal.
Dejours
(2006), considera que la banalización del mal no es exclusiva del régimen nazi
o de cualquier estado totalitario contemporáneo o tiránico, también penetra la
sociedad neoliberal, que tiene como finalidad principal el desarrollo de la
economía.
Generalmente,
el sistema neoliberal pregona estar anclado en la Democracia pero en la
realidad del trabajo, le da la espalda a lo democrático. En el mundo neoliberal
también se entabla una guerra, ya no para imponer orden y predominio de una
nación, raza, partido o clase, una guerra de competencia económica y el nervio
de tal guerra es la competitividad que tiene como meta derribar, precisamente
la competencia, tanto en el régimen de terror como en el mundo de trabajo
neoliberal se crean estrategias defensivas por parte de la colectividad obrera:
tolerancia a la injusticia, al sufrimiento psíquico y también al sufrimiento
moral.
Por
eso, la banalidad del mal, tiene una causa: el desconocimiento y ausencia de
análisis del sufrimiento subjetivo. En el campo sindical se presenta la
indiferencia al sufrimiento y esa postura abrió campo libre a las innovaciones
gerenciales y económicas. Así como a nivel personal Eichmann perdió la
capacidad de pensar, el sector sindical suspende el sentido moral. Este sector
excluye el pensamiento de tener miedo, que el autor denomina “precarización”
que es resultado de la manipulación de la empresa neoliberal para que el trabajador
se condicione liberando conciencia, vaciándola de contenido, haciéndole
esguinces al sentido moral. Aquí el
mentir y cambiar los hechos son caras de una misma moneda; dice Arendt (1998), en crisis de la Republica: “la
deliberada negación de la verdad fáctica -la capacidad de mentir- y la
capacidad de cambiar los hechos- la capacidad de actuar- se hallan
interconectadas” (p. 13).
¿Qué
diferencia respecto de la injusticia se da entre el nazismo y la sociedad económica
neoliberal? La explotación del ser humano del hombre normal es la misma; el
régimen totalitario ejerce la violencia hasta la muerte, el capitalismo
neoliberal la intimidación y la anulación de lo moral en lo psicológico. Daños
distintos pero daños fatales en ambos casos y también en ambos, la mentira, la
simulación, niega la verdad, cambia la realidad, como lo dice Arendt (1993).
Las
ideas expuestas en este capítulo, nos deben ayudar a encontrar las relaciones
que provocan los factores de sufrimiento, pero también de olvido. Aunque en esta
obra Dejours (2006) no trata el estrés, podríamos afinar que estos criterios
metapsíquicos son elementos pre-conceptuales para la investigación rigurosa
sobre esa disfuncionalidad de la mente.
El
capítulo IX del libro de Dejours (2006), presenta un interesante estudio sobre 2
tipos de actitudes: la virilidad, el coraje. El mundo patriarcal y la
mentalidad de hombre ha mostrado una faceta errada y totalmente negativa,
contraria a una verdadera condición de la esencia del hombre. No es necesario
detenerse en el comentario de esto, pues sería apartarse de la temática que se está
trabajando.
Baste
decir que virilidad y coraje son dos formas de entender la valentía. En uno de
los dos “es valiente el hombre que cuando las circunstancias lo exigen, se
muestra capaz de actuar como un verdugo”. Esta imprecaución no humaniza, aunque
forma hombres viriles. Por el contrario, el coraje, no califica la hombría,
porque la mujer se le permite tener miedo, puede actuar con coraje, un coraje
independizado de la virilidad. Puede ser coraje desobedecer la orden de matar a
costa de ser denigrado como cobarde; coraje es oponerse a la explotación, al
trabajador, coraje es desenmascarar la mentira que para Arendt (1993), va unida
a la violencia.
En
el capitulo X, último del libro; la banalización de la injusticia social; hay
un párrafo concluyente de la banalización del mal que dice:
Al
hablar de banalización del mal, no entendemos solo la atenuación de la
indignación frente a la injusticia y el mal sino, más allá de ello el proceso
que por un lado, desdramatiza este mal (que no debería nunca ser
desdramatizado) y, por el otro, moviliza progresivamente una cantidad creciente
de personas al servicio del cumplimiento del mal, haciéndose de ellas
colaboradores”. Nuestra tarea es comprender cómo y porque la buena gente oscila
entre la colaboración y la resistencia al mal (p. 144)
Ahora
el paso a seguir, es encontrar, el engranaje del estrés, en el mundo de la
organización laboral y del trabajo integrando esta última con estructuras culturales,
sociales y económicas que no se pueden aislar.
4.2.El Trabajo en la Organización Laboral
Consideramos
el trabajo una actividad que hace humano al hombre: creativo, realizado, vital.
Sin embargo, el trabajo ha sido fuente de sufrimiento, explotación y aun de muerte
para el trabajador. Actualmente, en las organizaciones se habla de
flexibilidad, riesgo, comportamiento ágil, innovación, creatividad; sin embargo,
paradójicamente “la mayor parte del trabajo sigue inscrito en el circulo del
fordismo”. (Sennet, 2000:45). Para contrarrestar los aspectos fuertemente
negativos del trabajo organizador por el mundo del mercado, es decir de la
economía imperante, Dejours (1990)
explica cómo la ideología de la vergüenza o la ideología defensiva mantiene
alejado el riesgo, enmascara, contiene y oculta una ansiedad grave, y está
destinada a luchar contra el peligro o el riesgo real.
La
vergüenza es una ideología elaborada colectivamente, donde el cuerpo está
cubierto por el silencio. Cuando la ideología defensiva fracasa, la ansiedad
que es relativa a la supervivencia pasaría a convertirse en un problema
individual y retomando a Sennet (2000) es natural que la flexibilidad genere
ansiedad porque la gente no sabe que riesgos ni que caminos seguir.
Ningún
miembro del colectivo de trabajadores, está exento de caer en las redes de la
imposición organizativa hasta las personas mejor dotadas física y mental y
especialmente de una estructura psíquica pueden adquirir una parálisis mental
inducida por la organización del trabajo. Podría existir un recurso que sea un
paliativo a la conversión obrero- nada y es considerar el hogar, un lugar de
recuperar el sentimiento de autonomía y personalidad. Pero las evidencias no
favorecen este planteamiento porque la tendencia es negativa: despersonalizado
el obrero en el trabajo perdura despersonalizado cuando está en su hogar.
Naturalmente
que hay incidencia de la economía de la actividad humana, pero ningún sistema
anulara la dimensión psíquica del hombre. El hombre simula, miente, olvida,
pero en última instancia no es una máquina. Y si llega a serlo, ha perdido su condición
de hombre.
Tener
en cuenta esto, nos da la posibilidad siempre de plantear soluciones, lo que no
quiere decir que estas se hagan para “suavizar y seguir oprimiendo. De cualquier manera, es necesaria una acción
preventiva en el campo de la salud mental-trabajo.
La
organización del trabajo es cada vez más “autoritaria, rígida y paralizante”
(aunque parezca más flexible, dócil y en constante movimiento) que da lugar al
sufrimiento. La investigación ha demostrado que el mentado sufrimiento puede
volverse un instrumento bien de explotación, bien de rendimiento económico.
Pero explotación y rendimiento aunque procesos distintos en la organización
laboral se complementan y ese complemento puede lograr en el sujeto un sistema
defensivo. Y lo que se presenta en ese ocultamiento es la alienación, que en
campo psiquiátrico, significa el reemplazo de la voluntad propia del sujeto por
la del objeto. Por la alienación se produce el sometimiento de los cuerpos.
En
las nuevas perspectivas de la Psicología dentro de la patología de la mente,
Dejours (1990) menciona que en el trabajo se debe tener en cuenta:
·
El sufrimiento
·
Sistemas defensivos del individuo
·
Sistemas defensivos del grupo
·
Ideología defensiva del oficio, en esta
ideología se dan los “secretos de oficio “que preservan la sagacidad para poder
explotar el sufrimiento.
Teniendo
en cuenta esto, el estrés y demás experiencias producidas en los proceso de
trabajo, nos exigen estudiar el impacto de las condiciones de trabajo: recursos
disponibles, trato reflejo de relaciones interpersonales, tipo de enfoque para
orientar la competencia, estímulos o desestímulos dentro de la política laboral
de la empresa. Objetivamente, hay que partir de la relación entre el contexto
físico y social de la organización del trabajo con el trabajador.
Según
Peiro (2005), en estudios realizados en
la Universidad de Michigan, es importante tener en cuenta las relaciones
interpersonales, porque se producen interacciones complejas no sólo entre jefes
y operarios, sino entre los individuos mismos. Si el estrés presenta un
“desajuste entre las demandas del entorno y los recursos de la persona para
afrontarlas” (Peiro, 2005) y al hablar de entorno se refiere a lo
administrativo, natural, humano.
Reconocer
lo anteriormente planteado nos permite dar un sentido más amplio del fenómeno
del estrés, no simplemente desde la reducción del individuo, sino de las
estrategias defensivas individuales - grupales y los discursos; considerando un
análisis y lectura de ese tipo se podría observar los diferentes niveles de
análisis que sobrepasan lo individual.
5. REFLEXIONES,
RETOS Y PERSPECTIVAS ACERCA DEL ESTRÉS.
Los
planteamientos previamente desarrollados, llevan a varias reflexiones acerca
del estrés y el trabajo:
Más
allá de la ambigüedad y la diversidad de discursos que giran en torno al
concepto de estrés, lo importante es observar la problemática real que presenta
el individuo al estar en ciertas condiciones de trabajo, sin que la
responsabilidad sea reducida única y exclusivamente al trabajador mismo. La Organización
Mundial de la Salud (1998:16) reconoce que en América Latina, el estrés laboral
es una de las grandes epidemias de la vida moderna (y esto en cierta forma es
un reconocimiento y puede llevar a ciertos respaldos y controles frente a las
condiciones laborales que puedan afectar la salud de los trabajadores, reconociendo
que en el mismo año donde La Organización Mundial de la Salud publica la
cartilla “Sensibilizando sobre el estrés laboral en los países desarrollados” ,
aparece la resolución 2646 en Colombia donde se establece la prevención, el
tratamiento y la intervención de todas las enfermedades relacionadas con el
estrés laboral).
Claramente
en las organizaciones y sobretodo en Colombia el término aunque tiene en estos
momentos un respaldo legal, no es visible y claro y esto tiene sentido si
frente a las inconsistencias argumentativas no hay una definición comúnmente
aceptada del estrés, donde las diferentes disciplinas puedan explicarla sin
ambigüedades. Sin embargo, cabe aclarar en este punto que los investigadores
parecen coincidir en que el estrés es utilizado en tres modos diferentes, ya
sea desde la aproximación del estimulo, de la respuesta o de la mediación
transaccional; así mismo, la mayoría de modelos concuerdan en reducir el
fenómeno a un asunto individual: no obstante, aunque existen diferentes formas
de utilizarlo, el concepto sigue cayendo en lo ambiguo y en la multiplicidad de
maneras en que puede definirse y expresarse.
Como
se ha visto, en todo el documento no se ha realizado una especificación de
algún tipo de estrés y esto se debe a que hay un cierto acuerdo con el
planteamiento de Dejours (2010) al decir que no hay que hablar de tipos de enfermedades
laborales, la enfermedad es una como tal y afecta a las personas dentro y fuera
de la Organización.
Dejours
(2006) explica que la estrategia colectiva es un recurso que despliega la banalización
del mal, y aquí surge la pregunta: ¿será
que la individualización del estrés es una manera de naturalizar el fenómeno?
Si es así la naturalización aleja más las posibles soluciones y alternativas al
problema y paradójicamente desconoce y
omite el sufrimiento subjetivo, porque lo cosifica y lo hace ver como un estado
de vergüenza.
Dentro
de los estudios y los modelos que se pueden dar en torno al estrés, es
importante reconocer que la subjetividad no debe ser entendida, como un todo
cerrado o desde la simple individualidad (Baack, D y Prash T, 1997); las nuevas
aproximaciones de la subjetividad se extienden a las conceptualizaciones de las
interacciones individuales, con pares, superiores y subordinados dentro de una
organización. No existe la subjetividad autónoma, porque es posicional y hegemónica,
por lo tanto la subjetividad existe en cuanto se tenga en cuenta el entorno.
Por lo tanto el reconocer la subjetividad nos permite tener un abordaje más
amplio del estrés, desde varios niveles.
Retomando
las conclusiones de Diaz (2012) el sentimiento de culpa y los actos injustos
que presentan las personas, fruto de la misma dinámica del trabajo,(aunque en
esta investigación se habla del Síndrome de Burnout, se retoma ciertos
planteamientos reconociendo que para algunos autores este es producto de un
estrés crónico y que de igual manera se hace pertinente comprender que sucede
con el sujeto), se ve separado y como menciona Dejours (citado en Diaz, 2012)
la persona acepta el “trabajo sucio”, justificándolo como ¡es el trabajo y
punto!, ya sea por miedo al despido, a la perdida de cierto reconocimiento o
por posibles beneficios recibidos.
Gil-Monte
(2005) al referirse a los sentimientos de culpa
plantea:
Aparecen
cuando existe rendimiento o arrepentimiento en relación a algo malo o algo no
deseable que se ha hecho – a la posibilidad de que otros puedan tener esa
percepción - , y que conlleva a una sensación de estrés y tensión que
frecuentemente sirve como motivación para reparar la acción (p. 122).
Por lo tanto
es importante indagar estos sentimientos
y emociones de cada una de las personas que presentan estrés laboral, para que
sean comprendidos y analizados no de manera aislada sino retomando este tipo de
investigaciones (ya sea para confirmar o rechazar), sobre todo para ir más allá
de la reducción del problema a la persona únicamente.
El
reto en estos momentos frente a la problemática del estrés es considerar un ser
humano en interacción con otros, teniendo en cuenta que en la sociedad del
riesgo se promueve el individualismo. Estamos en la sociedad de las paradojas
donde las relaciones son más frágiles, más liquidas (como lo menciona Bauman;
2000), pero a la vez estamos necesitados de ese contacto con los otros. Estas
ambigüedades afectan todos los niveles en las personas. Al hablar del estrés
vemos como se reconoce la existencia de él, sin embargo, no hay todavía
claridad, pero se sabe que en lo cotidiano las personas sufren de estrés.
Quizás la importancia está en comprender el proceso de la realidad, conocer el
medio.
Finalmente,
no se puede perder el enfoque y la visión de ver al ser humano como persona, no
como maquina o cosa, el estrés podría estar indicando que el ser humano siente,
sufre se angustia y es por ello que tiene límites y manifiesta sus dolores y su
sufrimiento de alguna u otra manera.
Frente a la sociedad del riesgo, del caos, la sociedad de la tecnología, del
conocimiento, la modernidad liquida, el postmodernismo o como se quiere llamar.
Hay un gran reto y es no perder los
límites de lo humano, dignificar a la persona y al trabajo, reflexionar y ser
críticos frente a las situaciones que están sucediendo.
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