Al hablar de Síndrome de Burnout tenemos que tener en cuenta cinco aspectos importantes: 1. Ocupa un lugar destacado, como factor de riesgo psicosocial. (Gomez & Gomez, 2009:13) 2. Es un fenómeno relacionado al mundo laboral (Diaz 2013:7) 3. Hace referencia a un tipo de estrés laboral e institucional 4. Es un mecanismo de afrontamiento y autoprotección frente al estrés generado en la relación profesional-cliente, profesional-organización y 5. Está relacionado con profesiones de ayuda, de servicios humanos que deben mantener una relación continua y directa con los beneficiarios del propio trabajo (Gomez & Gomez, 2009: 13), ejemplo de ello, podemos encontrar médicos, profesores, enfermeras, asistentes sociales, psiquiatras, psicólogos, voluntarios, policías y trabajadores sociales.
El
Síndrome de Burnout, surgió en 1974 por Fredeunberger, quien observó el estado físico
y mental de unos jóvenes voluntarios,
presentando síntomas como agotamiento, irritación, cansancio emocional,
pérdida de motivación, bajo compromiso laboral y habían desarrollado una salud
cínica hacia sus pacientes y una tendencia a evitarlos.
Sin
embargo, como lo menciona Weber y Jaekel-Reinhard (2000) el síndrome de Burnout
es un problema en entornos de trabajo modernos, entendiéndose estos como
cambios en el ritmo, la actividad económica, el enfoque al éxito, las ganancias
materiales. Hay un deseo insaciable de controlar y racionalizar el trabajo y
demás esferas de la existencia humana. La crisis de los 70 en los países
capitalistas, ha sido una crisis en el mundo de trabajo, presentando un
crecimiento en el desempleo.
Las
nuevas condiciones de trabajo influyen en la salud del trabajador, el
trabajador actual como lo dice Hermida (2000), no acumula antigüedad, no se le debe
indemnizar si es despedido, se suprimen las prestaciones sociales, se requiere
de más años para acceder a una jubilación; Jahoda (1987) también lo explica la
influencia negativa de las personas frente a las condiciones de trabajo
actuales al expresar que “las personas empleadas se han adaptado de manera
pasiva y han perdido la capacidad de una
situación en la que se pueda obtener una verdadera satisfacción a través de un
trabajo realizado en condiciones humanas” (p.94)
Y si
bien se sigue poniendo en riesgo la condición física de los trabajadores,
debido a los cambios del nuevo sistema de trabajo, también se pone en riesgo la
subjetividad y eso en cierta forma estaría implicando la destrucción paulatina
y silenciosa de las personas. Diaz (2013).
Para
realizar una conceptualización del Burnout, es importante tener claro que la
misma naturaleza del concepto presenta dificultades en el consenso teórico, sobre
todo en lo que tiene que ver en sus formas de medirse y los limites frente a
otros fenómenos como es el estrés, la fatiga y la depresión. Sin embargo,
aunque el fenómeno existiera antes de la década de los 70, fue a partir de esta
época, que el fenómeno toma importancia, debido como se mencionó anteriormente
a los estudios de Fredeunberger y los cambios producidos en el mundo laboral en
esa época.
Existen
diferentes posturas frente a la definición del concepto de Burnout; por ejemplo
Pines y Maslach (1980) le dan más importancia a las condiciones de trabajo y
las presiones que se dan en la relación entre profesional y beneficiarios, más
que en los rasgos de personalidad individuales. En 1981, Maslach y Jackson (citados
por Maslach, 1993), definen el burnout como una respuesta psicológica al estrés
laboral crónico que involucra tres dimensiones: agotamiento emocional,
despersonalización pérdida de logro o realización personal dentro de la
relación individuo-ambiente laboral.
Esta
última definición es la más aceptada y es la que se retoma con más frecuencias
en varios estudios e investigaciones. (Alderete, Pando, Aranda y Balcázar,
2003; Hermosa, 2006; Moreno-Jiménez, Arcenillas, Morante y Garrosa 2005;
Moriana y Herruzo, 2004; Schaufeli, 2005; Tejero y Fernández, 2007).
Finalmente,
el opuesto del Burnout, sería el termino engagement que se define como el
estado persistente afectivo-emocional positivo de realización en los empleados que se
caracteriza por el vigor, dedicación y absorción. Maslach (2009:42).
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